Conclusión.
Aun reconociendo que en internet existe una gran dispersión de datos y no todos ellos son de fuentes fidedignas, se puede decir, en general, que durante el período estudiado en el Proyecto Virtual (1995-2006), los parámetros básicos de bienestar en el mundo han mejorado.
El Proyecto no puede diseccionar factores excepcionales que hayan podido influir en recesiones o expansiones de datos de algunos países (las guerras, el alza en los precios de las materias primas, epidemias y desastres naturales...), pero sí puede ofrecer algunas pocas conclusiones significativas.
Aquellos países que consiguieron dinamizar sus economías vieron reconducidas las mismas hacia pautas de estabilidad. Ello crea certidumbre en las expectativas económicas y los inversores adquieren confianza en el futuro.
Debo reconocer que el cumplimiento de la planificación del proyecto ha sido desastrosa, pero debo eximir mi parte
de culpa por el hecho de que la búsqueda y selección de datos me llevó a desechar el contenido inicial del proyecto
para encontrar los contenidos formativos que deseaba presentar.
Para acabar, reincidir en las opiniones que ya manifestaba en el debate virtual de principio de la asignatura sobre el valor que tienen las TIC hoy día y en el futuro. Aunque en mi actividad profesional no hago uso de dichas tecnologías, siempre he tenido claro que a partir del desarrollo de estas el mundo se ha visto abocado a mejorar la formación de sus individuos, porque está en la formación el futuro de las expectativas, a nivel de empleo primero y de bienestar después. Y de esta necesidad deben ser responsables los gobiernos y las empresas.
Para acabar, reincidir en las opiniones que ya manifestaba en el debate virtual de principio de la asignatura sobre el valor que tienen las TIC hoy día y en el futuro. Aunque en mi actividad profesional no hago uso de dichas tecnologías, siempre he tenido claro que a partir del desarrollo de estas el mundo se ha visto abocado a mejorar la formación de sus individuos, porque está en la formación el futuro de las expectativas, a nivel de empleo primero y de bienestar después. Y de esta necesidad deben ser responsables los gobiernos y las empresas.